No sé qué día era, ni quién lo llevó hasta allí.
Solo sé que lo cogí y me lo quedé.
«Art before breakfast» rezaba el título.
Y allí, en la mesa del expurgo de la biblioteca, a escasos minutos de haber sido rechazado tanto por su donante como por su donatario, se encontraba el libro del que os hablo, postrado en la mesa a la espera de unos nuevos ojos a los que embaucar.
Fui yo, claro. Curiosa como soy, leí el título y dos fueron las cosas que, para mi, eran un SI rotundo:
- El título estaba en inglés, y lo de leer en inglés, como asignatura pendiente y meta alcanzable, me ha parecido siempre un reto super/hiper interesante. ¿Si había entendido el título, podría ser el libro igual de comprensible?
- Llevaba dos de mis palabras favoritas: art y desayuno.
Pa´lante.
Me llevé mi nueva adquisición gratuita como quien salva una reliquia del olvido.
Dramática yo? Si.
Empecé a leerlo en verano y, tal y como pensaba, el libro se entiende estupendamente. Peeeeero, pasaba una cosica: el libro pide del lector una participación activa. Tan activa como que el propio autor escribe:
«Lee este libro cuando te encuentres atascado. Pero no lo leas en vez de dibujar. No herirás mis sentimientos»
Pasé unos días muy guays haciendome la guay yendo a comprarme un sketchbook (mi actividad favoritísima del mundo es comprarme accesorios que puede, o puede que no, utilice más de 1,5 veces) y haciendo dibujitos chulitos de tanto en tanto mientras me llevaba el libro a todos lados.
Como una guay.
Incluso si me ponía a ver un reality en inglés (como he dicho: super/hiper interesante), me llevaba conmigo mi libro agarrado como un crío de dos años, por si acaso, en medio del «Love is blind UK edition» me daba por ponerme a ser artista otra vez.
Así soy yo, y así somos muchas.
El caso es que 4 meses después de aquello, y obviamente sin éxito en el proyecto de ser una artista plástica en ciernes que ha completado un sketchbook en tan solo 5 días, después de leer su recién adquirido libro en inglés, mientras anda de vacaciones y ve realitys sobre casarse con desconocidos, pues he rescatado todos mis instrumentos de artisteo (libro included, of course) y he emprendido acciones al respecto. Entre otras, ser realista.
¿Qué es ser para mi ser REALISTA?
Titulazo, temazo y melonazo que acabo de abrir.
Pues no es dar por fracasado mi intento de dibujante slow-living que fluye con la creatividad. Of course not.
Significa no ponerme trabas nada más empezar. O antes incluso de empezar. Querer tenerlo todo perfecto, bonito, ideal e idílico crea un muro entre yo y la acción que ya veo y conozco. Crear una pequeña escalera que me eleva sobre todo juicio y me permite explorar es un instrumento que he ido forjando poco a poco al darme cuenta de que no quiero ver los toros desde la barrera.
Como decía esta semana una autora cuyo nombre no recuerdo nombrando a otro autor cuyo nombre recuerdo aún menos:
Para percibir hay que participar
Y esa frase, para mi, quiere decir que en la vida hay que mancharse las manos y meterse al ruedo a torear. Desde el muro opinar es tan fácil que a veces nada tiene que ver con la realidad, y solo bajando y enfrentando el día a día de accionar puede hacerle a una darse cuenta de si estaba en lo cierto.
Teorizar, así, como concepto, está muy bien. Pero sin accionar no somos nadie. Naide.
Art after breakfast
En otra época de mi vida, hubiese pasado días sin dibujar solo por querer seguir a pies juntillas el título del libro.
«Arte antes de desayunar». Coño, lo dice bien claro.
Además, en las primeras páginas el autor propone hacerlo pre desayuno como actividad antes de iniciar algo que vamos a hacer sí o sí.
Yo, que ya paso de mierdas y he trascendido ya al verdadero objetivo del libro que no es otro que dibujar, he empezado.
Así, a bocajarro.
Y resulta que, para mi sorpresa, he hecho un absoluto totum revolutum de cosas que:
- me gusta
- me parece objetivamente una mierda por ser una cosa imperfecta y carente de orden y proyecto. Lo que pasa es que ser consciente de ello y que aun así me guste me gusta aún más si cabe.
La cosa es que estoy pintando un montón. Y me siento super guay por ello. Y pienso seguir, y seguir llevándome mi sketchbook a todos lados porque SIiiiiiIII, habrá un momento en medio del caos, el ruido, las redes sociales, y los realities en inglés, en el que me apetezca ser pintora.
¿Qué digo pintora? ARTISTA.
Y que me digan que no, que me la bufa muchísimo.
Cuando pinto por placer, por desahogo, por curiosidad, por probar, por descubrir, por aburrimiento, o por lo que sea por lo que me parezca bien hacerlo, soy un poco más una yo super atractiva que me encanta y me hace estar en paz conmigo.
Así que, art before, art after, or art during breakfast, hazlo como te parezca y lo harás guay.

Un besote y salpicaduras de pintura en los morros <3
Deja una respuesta