Resulta que hoy he visto un video.
Un video sobre marketing que decía que para tener una buena marca personal hay que renunciar a cosas.
Claro, si eres una tia que promulga la belleza cruelty free, olvidate de ir a pop-ups de marcas ultraconocidas.
Si quieres abogar por el minimalismo, olvídate de los paseítos por el ikea y los unboxing del shein.
Y ejemplos de mierda, tenemos pa aburrir.
La cosa es que claro, renunciar es una palabra que no gusta, que asusta y sabe a escasez, a aburrimiento, a peligro.
No gusta.
Por ende, no queremos elegir porque, inevitablemente, tenemos que renunciar.
Tomamos el camino A, y no tomamos el B.
Pasa el tren C y lo cogemos en vez de esperar al D.
Y así.
Mientras escribo se me encoge el pecho en una suerte de llamada de mis entrañas a salvarme el culo y no tener que verme nunca en esa tesitura.
Fijaos, que tontería, sin saber que, continuamente estamos eligiendo. Y por ende renunciando.
Y aquí seguimos.
Depende de la persona a la que preguntemos puede se puede sentir como una decisión trascendental desde la elección del outfit del día, hasta la decisión de hacerse un té en vez de un café.
No han sido nada desdeñables las veces en las que me he visto paralizada frente al armario pensando en qué me podrían deparar las siguientes 12 horas vitales, cuyo devenir podría verse truncado por mi elección de un vaquero en vez de un pantalón de pinzas.
Así que con las elecciones importantes de verdad ya ni te cuento.
Luego me acuerdo de que estamos viviendo en una enorme bola que flota en el espacio y lo que yo decida sobre mi vida importa un pimiento y se me pasa un poco.
Así que bueno, he decidido hacerme una breve lista para aclimatarme un poco a esto de decidir y renunciar, para ponermelo un poquito más fácil la próxima vez que sienta una decisión demasiado pesada.
Así que aquí la dejo:
No elegir es elegir, y es, de todas, la elección más aburrida y desconcertante del mundo
No elegir absolutamente nada implica estrés.
Tú sabes que tienes que hacer algo pero la parálisis por el miedo que te da la decisión te lleva a quedarte inmovil asimilando el paso del tiempo como una posible solución.
Spoiler: es mentira.
Ese tiempo podrá cambiar tu parecer, pero, si hasta entonces has hecho como los topos y has escondido la cabeza en la tierra, solo estarás poniendo un parche al problema.
No elegir quizá sea elegir que los demás elijan por ti
No elegir o no decidir puede conllevar también asumir que los demás con sus decisiones puedan cambiar el rumbo de los acontecimientos en los que nos vemos inmersos.
Pocas cosas recomiendo menos que no sentirse dueña de tu propio camino. Asi que toca espabilar, y si las cosas se tuercen, al menos que sea desde el barco que hemos escogido navegar.
Elegir no es sentenciarse
A veces parece que elegir algo importante es sentirse abocado a seguir ese camino para siempre.
Nada más lejos de la realidad.
Dentro de una decisión la mayoría de las veces lo que se transita es un camino de doble sentido que te permite dar la vuelta. Aunque eso conlleve esperar un poquito a la próxima rotonda.
Además, la vida da muchas vueltas y lo que parece LA decisión luego resulta que era una absoluta tontería que no te supuso nada y la vida solita se ha encargado de llevarte por otros derroteros.
Suelta un poquito el control y asume que no tienes tanto poder como crees sobre los acontecimientos.
Trust the proccess
Al final, por unas o por otras, todo acaba cobrando sentido.
Confía.
Besitos con sabor a panettone, que es de lo mejorcico que se puede enviar ahora mismo <3